El lago de los cisnes


La muchacha llegó a casa exultante.

—Mamuchka, me han elegido como Primera Bailarina. Seré la protagonista de El lago de los Cisnes.

—Qué bien, hija, pero, ¿qué ha sido de la Svenskaya?

Hubo un destello de duda antes de contestar con indiferencia:

—Un pequeño accidente, mamuchka. En los escalones de la academia… El Bolshoi… —añadió girando sobre sí misma—. Seré el Cisne Negro, voy a triunfar.

Ni las luces, ni las bambalinas, ni el público entregado, pudieron evitar que el Cisne Negro, envuelto en el plumaje de su propia mezquindad, se transformara en un Patito Feo.


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