Tablas de pino





Madre e hijo se arrebujan junto a la estufa de leña que hay frente al humilde ataúd de Emiliano. Están solos los tres… no hay más paz ni calor en este velatorio desangelado. El rapaz aprieta con fuerza la mano de su madre.

—¿Por qué se llevaron a padre los hombres malos? Todos decían en el pueblo lo bueno que era.

—Lo sé.

—¿Quién cuidará de nosotros?

El pequeño solloza y, como si buscara consuelo o respuestas, saca del bolsillo de su pantalón la carta que Emiliano envió desde el penal. “El dolor te hará fuerte…”, piensa la madre. Le arranca la misiva y la lanza al fuego con rabia.

—Madre…, ahora no podré llorar nunca más.

—Lo sé.
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6 comentarios:

  1. Por un momento, he recordado los relatos de Miguel Delibes: hambre, muerte, orfandad... Temas que, aun siendo universales, no te tocan el alma si no son elevados por una buena pluma.

    Pobre rapaz, sus lágrimas se secarán ante las las palabras hechas ceniza.

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    1. Me abrumas, Esther, con la comparación. Es cierto que siempre trato de poner el corazón en lo que escribo y más cuando hay niños por medio.
      Quiero pensar que este pequeño, aunque se haya hecho más fuerte, guarde siempre calor y recuerdos para los momentos difíciles.
      Un beso.

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    2. Es muy complicado tratar temas sensibles. A Mari Carmen Azkona y a ti se os da muy bien; habéis cultivado una inteligencia emocional y social sana y madura, lo que es una suerte para la especie humana.

      Trato de aprender de los demás y nunca alabo ni comparto un texto que no me haga pensar, hacerlo sería ir en contra de mis principios; por la misma razón, tampoco me dedico a la crítica destructiva ni al peloteo.

      Creo que la sinceridad, el respeto y el amor propio nos ayuda a avanzar a todos, seamos mamíferos o hayamos nacido de la fantasía.

      Un abrazo.

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    3. De Mari Carmen Azkona he aprendido mucho sobre mirar el mundo que nos rodea y es un orgullo tenerte como vecina en estas ramas.
      Un beso.

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  2. A los tíos nos han enseñado a no llorar y lo hacemos al revés. Supongo que escribir cuentos es una forma tan válida como cualquier otra. Un hombre sensible es tan necesario que debería ser asignatura obligatoria en los colegios.

    Un abrazo.

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    1. Y la Literatura es una de las mejores formas que conozco de sensibilizar y sensibilizarse. Gracias por la visita, compañero. Un abrazo.

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